Necesitamos más mujeres en ciencia y tecnología en Guanajuato.
¿El talento tiene género? ¿O como resultado de un proceso de socialización lleno de estereotipos las mujeres elegimos con mayor frecuencia profesiones que tienden a reforzarnos en los quehaceres de cuidado y alejarnos de las ciencias exactas?
En México, las mujeres estamos subrepresentadas laboralmente en las disciplinas relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (Sciencie, Technology, Engineering and Mathematics) las llamadas áreas STEM -por sus siglas en inglés-.
El Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) y la organización Movimiento STEM recopilaron datos estadísticos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES, 2018) en las 197 Universidades que forman parte, encontrando que el 38% de las mujeres estudian carreras STEM y el 62% carreras en las humanidades.
Las áreas STEM con menor representación de mujeres son ingeniería y tecnologías de la comunicación e información (TIC) ya que sólo el 10% de las mujeres las eligen, en contraste con el 33% de hombres.
Según datos de la OCDE para nuestro país, los hombres eligen carrera en las ciencias hasta en 28% frente a solo 9% de mujeres.
Y, por otro lado -en la práctica-, las empresas reportan que el reto que existe en reclutar talento femenino es que las mujeres que estudiaron carreras STEM no las ejercen.
Recientemente el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reportó que “al igual que el resto de las mexicanas, las científicas enfrentan el mismo tipo de barreras para entrar, permanecer y crecer en el mercado laboral. Un síntoma de ello es una diferencia de 14 puntos porcentuales en las tasas de participación económica de profesionistas STEM sin hijos (78%) y con hijos (64%)”.
La tasa de deserción de las mujeres en la educación y empleos STEM también es particularmente alta. América Latina requeriría 59 años para lograr cerrar esta brecha de género.
En contraste, en Guanajuato, tenemos una gran oportunidad enfrente. Recientemente el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reportó que Guanajuato es uno de los Estados con más mujeres en carreras en ciencia y tecnología en el ciclo escolar 2020-2021 con 26% de las universitarias, solo por debajo de Coahuila con 28% y de San Luis Potosí también con 26%.
Pero la participación de las mujeres en STEM es especialmente baja en las universidades privadas, donde solo alcanza 10% de las alumnas, en contraste con 27% en instituciones de educación públicas.
Es real que el talento no tiene género, como lo afirma Graciela Rojas Montemayor fundadora de Movimiento STEM, es real también la brecha de género en los resultados de pruebas en matemáticas que nos ponen en desventaja; pero no es menos cierto que esos resultados están condicionados por un sistema educativo basado en la reproducción de estereotipos.
Recuerdo que cuando tuve la oportunidad de ser directora de una carrera con la mitad de las materias en ingeniería y la mitad administrativas, una gran cantidad de mujeres huían de los números. En las ingenierías veíamos a dos o tres mujeres y la mayoría nos encontrábamos en las áreas administrativas y se veía “extraño” por la dominación de los hombres en el sector productivo desde hace siglos.
Y ¿por qué necesitamos la participación de las mujeres en las áreas de estudio y laborales STEM? Por dos razones principales:
- En STEM están las carreras con más futuro que atienden necesidades ligadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030. Las ocupaciones científicas estimulan y aumentan la competitividad de la economía.
- En STEM están las carreras mejor pagadas y con necesidad de visión femenina y feminista. La segregación laboral femenina tiene implicaciones sociales y económicas. Mientras en STEM están los mejores pagos y más hombres empleados y estudiándolas, las mujeres están en áreas de menor retribución y la brecha salarial de género sigue creciendo. Es claro.
La buena noticia es que una de cada cuatro mujeres cambia su decisión al elegir una carrera STEM luego de recibir orientación vocacional incluyente y despojada de estereotipos en una adecuada intervención metodológica.
Gracias a una plática que tuve con María Rosa Araiza Flores, Gerente de Proyectos Institucionales y Procuración de Fondos de Movimiento STEM -organización que se propone como un interlocutor y concentrador de esfuerzos para integrar y potenciar el impacto del Ecosistema STEM en América Latina, sumando a su causa a la iniciativa privada, cámaras sectoriales, OSCs, gobierno, academia, comunidad emprendedora y organismos no gubernamentales nacionales e internacionales-, pude conocer las problemáticas y las rutas de solución para impulsar la inclusión de las niñas y mujeres a las áreas STEM y para alcanzar como meta: que “todas participen y contribuyan en los diversos ámbitos de la vida del país, en una sociedad de conocimiento justa e incluyente, y aporten al logro de un mayor crecimiento económico con innovación para un desarrollo social sostenible”.
Se requiere de acciones tangibles y estratégicas para que las niñas y las mujeres participen de manera igualitaria en los campos de estudio de las ciencias e impactar en el futuro del trabajo para enfrentarnos de mejor manera a los retos que nos está presentando el siglo XXI.
Entre algunos de los problemas identificados por Movimiento STEM en conjunto con otras instituciones y personas interesadas en evolucionar este compromiso, están (1) los roles preestablecidos que socialmente pueden venir desde la familia, la sociedad y los medios de comunicación, (2) la prevalencia de la inequidad y la alta violencia de género que vivimos actualmente en todos los ámbitos sociales, (3) la carencia de información e investigaciones formales para entender sobre las razones del desempeño, creencias, actitudes, motivación, forma de comunicar y orientar sobre el tema a niñas y mujeres.
La brecha de género en el desempeño matemático ocasiona menor presencia de mujeres en carreras STEM y por lo tanto en cargos directivos, menor ingreso mensual, más tiempo dedicado al trabajo no remunerado y al cuidado de la familia, lo que limita nuestro desarrollo profesional y la participación laboral. Esa limitada participación laboral y por lo tanto económica, ahonda la brecha y así se reproduce ese vigente círculo de desigualdad.
Para romper ese círculo propongo una fórmula: VP+PSG+AAf= ♀STEMn
¿Será que sumar voluntad política (VP) más presupuestos sensibles al género (PSG) más acciones afirmativas (AAf) nos arroje por resultado un número indeterminado de mujeres (♀) STEM potencializándose? ¿Y si metemos a la ecuación a los sectores gubernamental, empresarial, educativo y desde luego a las estudiantes?
La presente iniciativa considera, de acuerdo con su exposición de motivos, que:
- diversos modelos internacionales de intervención arrojan que en grupos de tratamiento y control las mujeres que reciben orientación vocacional sin estereotipos de género y adecuada información sobre los campos laborales y las remuneraciones de las áreas STEM expresan que cambiarían su elección de carrera al verse mejor compensadas lo que podría redundar en una elección de proyecto de vida;
- que una intervención en México hecha por Movimiento STEM ha demostrado similares resultados y otros estudios apoyan tales conclusiones; y las recomendaciones del Instituto Mexicano de la Competitividad agregan:
- que es necesario añadir perspectiva de género en los contenidos de ciencia y tecnología, en los programas de educación básica,
- implementar programas de orientación vocacional desde secundaria para que estudiantes tomen decisiones sobre su educación superior más informadas y basadas en datos con mentorías y actividades que rompan con los estereotipos, y
- que es necesario desarrollar las capacidades de los gobiernos, instituciones de educación superior y centros de trabajo para recabar datos sobre STEM con perspectiva de género que sirvan para diseñar acciones más precisas.
Por ello, se propone reformar el artículo 42 fracción X; 128 fracción VI, 135 y 160 de la Ley de Educación para el Estado de Guanajuato, así como el artículo 21, y el 22 fracción II de la Ley para la Igualdad entre hombres y mujeres para el Estado de Guanajuato para explicitar que la orientación vocacional debe tener perspectiva de género y estar despojada de estereotipos sociales y de género que puedan reproducir más desigualdades entre hombres y mujeres, y que es necesario incluir en los procesos educativos información actualizada y verificable sobre las áreas de conocimiento más demandadas y sus potenciales laborales, así como que el sistema educativo debe poner especial énfasis en que las niñas, adolescentes y mujeres puedan acceder a las áreas de ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas.
No está de más aclarar, que el texto de la Ley para la Igualdad entre Hombres y Mujeres sí incluye consideraciones de igualdad. Sin embargo, resulta de especial relevancia señalar que las medidas afirmativas que impulsen a niñas, adolescentes y mujeres a programas escolares con trato preferente como acción afirmativa, no constituyen violación al principio de igualdad, sino que se erigen como mecanismos de ley para lograr la igualdad sustantiva o estructural partiendo del reconocimiento de que la igualdad formal que resguardan las normas constitucionales y legales no ha sido alcanzada.
Quiero destacar aquí, que la iniciativa contempla una petición expresa con fundamento en lo dispuesto por el artículo 210 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Guanajuato: se solicita que a esta eventual reforma de manera puntual, se aplique un mecanismo de evaluación y seguimiento del que participe la Unidad de Seguimiento y Análisis de Impacto Legislativo y la Secretaría de Educación del Estado de Guanajuato y organizaciones de la Sociedad Civil expertas en la materia, a efecto de contar con elementos suficientes de análisis en caso de modificar o derogar la reforma posteriormente. Es así, porque de acuerdo con los estudios analizados, es posible medir y documentar un antes y un después en una ambiciosa intervención como esta, lo que nos llevaría al nivel adecuado de análisis legislativo porque el que este Congreso y sus integrantes debemos velar.
Finalmente, señalo que la iniciativa se encuentra relacionada con el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 y en los impactos identificados se encuentra un alto impacto social a favor de las mujeres, el impacto jurídico ya descrito, e impactos presupuestal y administrativo únicamente en modificaciones metodológicas que nos lleven a reformar la práctica, pues las condiciones observadas en el estudio de referencia para establecer políticas públicas intersectoriales, sistémicas y transexenales para lograr una educación de calidad en STEM, requieren que también se vea por el personal docente que es determinante para eliminar barreras educativas, erradicar violencia contra las mujeres y reducir brechas de desigualdad, y mostrar que sí es posible establecer una agenda de avance. Intentémoslo.
En Guanajuato, para convertirnos en ese valle de mentefactura soñado es indispensable incluir a las mujeres y niñas desde temprana edad. Hagámoslo posible.